abril 14, 2011

El miedo te invade, te acorrala, te limita, te distrae y te apuñala. El miedo se extiende desde las puntas de tus dedos hasta tus más remotos pensamientos. El miedo, sin avisarte, sin darte tiempo, te detiene... o te impulsa a tomar las decisiones más precipitadas, innecesarias y erróneas. El miedo, que palabra tan simple y abarcadora... porque por un simple miedo puedo detenerme para siempre, puedo frustrarme y paralizarme. Por ese maldito miedo puedo dejar de lado cosas que me harían completamente feliz, puedo dejar de experimentar sensaciones que sencillamente no sabré qué o cómo son, por el miedo. Miedo, terror, que angustia y duele. Y sin embargo, JAMÁS servirá de excusa.