mayo 25, 2009

conclusiones

Vayamos donde no haya fronteras ni reglas, donde pueda desplegar mi imaginación como bandera, donde pueda dibujarte en el aire. Vayamos donde los días no terminan, donde siempre sobrarán horas para seguir viviendo... donde siempre haya una última salida. Vayamos donde las palabras alagadoras iluminen nuestro cielo, y las palabras oscuras se borren al simple tacto. Vayamos allí, donde nuestros rostros no se confunden entre la multitud... donde estar rodeado de gente sea realmente estar acompañado... donde necesitemos más de uno mismo, más de los dos. Busquemos la verdad, la realidad escondida en los ojos... en las miradas y en los labios de quienes han vivido más de lo que realmente esperaban... llenémonos de esas experiencias, de esos momentos sufridos... de esas lágrimas derramadas y de esas risas compartidas. Guardemos cada recuerdo, cada instante... Cada fotografía que instalemos en la mente forman parte del nítido cuento de que HEMOS VIVIDO. Tal vez algún día nos recuerden, tal vez nos olviden y nos entierren... pero pensemos que al menos una historia hemos escrito.


Alguna vez alguien me dijo que la vida no es una película. Creo sinceramente que está totalmente errado: la vida si es como una película, y es aún mucho mejor... porque la escribimos nosotros... pensar que no es así es no tener la fe en uno mismo, que puede hacer cosas simplemente maravillosas, es creer que su vida es un total fracaso. Si alguna vez lees esto, no es que tenga una mirada romántica de la vida... sólo me gusta vivir... y considero que si no tenés pasión por tu vida... ¿de qué sirve que estes vivo?