mayo 11, 2009

Otoño, día dos.

Algunos planes se derrumban, o mejor dicho, algunas personas te defraudan. Esperas demasiado del otoño. Esperas risas, llantos, encuentro y desencuentros, aventuras... una época plagada de hojas de vida, de atardeceres escondidos... alguna que otra lluvia que aplaque el dolor que vas sintiendo y la preparación para la etapa más cruda del año. O más linda. (Por qué suponer que el invierno es la muerte si también esta llena de vida, tal vez disfrutaría más un día de invierno que uno de verano... en fin, cuando les falte lo extrañaran.) Es un retrato de los días. Marrones oscuros, otros más claros, algún rojo, amarillo, sequía. Mirás alrededor y encontras puros rostros pero ni una sola mirada... es ahi donde los colores se difuminan y pierden su gracia. Ahora, mirás hacia atrás... la primavera y el verano. ¿Recordas? ¿Qué tantas cosas perdiste que realmente valieran la pena? Más que el tiempo malgastado no lo creo. Seguramente te quedan alguna memoria de lo qe fue grabada como polaroid en tu mente, y a medida que pasa el tiempo... vas repasando esas fotos que se van arruinando, poniendo viejas. Y si mirás detenidamente, tal vez encuentres algún rastro de lo que fue... algún color que resalte y digas "¡Ah si!, esto fue cuando..." Pero el otoño se lleva todo, no espera que el invierno te congele las ideas y las polaroids queden grabadas a fuego. Se lleva con las ojas los recuerdos, se lleva las tristezas, se lleva las alegrías. El otoño tal vez te renueva, o quizás no, quizás te quita el aliento. Espero que las ojas viejas y cansadas de andar  se destiñan, se vuelvan cenizas... esperaré a que nazcan algunas nuevas.